¿ADÓNDE
VA LA REGIONALIZACION?
Por: Hugo
O'Connor
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Tercamente
se insiste hoy en el camino equivocado: forzar una regionalización con
graves errores que la invalidan como solución para nuestro país. Y
es que, lo que mal comienza, mal acaba. Lejos de tener en cuenta a las ciencias
(geografía, sociología, antropología, economía), el proceso desde su inicio
ha estado sellado por el aspecto político, con afán inmediatista. El
Presidente Toledo, desesperado por “cumplir con la promesa” hecha durante su
campaña electoral, lanza la Ley de Regionalización, a lo cual, los partidos
políticos responden sumándose a un carro puesto en marcha a la carrera y sin
saber si tiene combustible. Parece
increíblemente irresponsable que en el Perú, en pleno siglo XXI, se sigan
proponiendo “soluciones” sin diagnóstico alguno. Despreciando el
estudio del proceso histórico que siguió la formación de departamentos,
provincias y distritos, la mayoría de sectores políticos han considerado la
actuales demarcaciones como límites, base de la regionalización, fuera de toda
discusión. El
Estado y gran parte de la denominada "sociedad civil" están
encasillados en armar un rompecabezas de 24 o 25 piezas. Para ellos, la discusión
actual se centra en si juntan de a 2, o de a 3 o más departamentos. A
más de tres años de iniciado este proceso, hay 2 temas que dominan los
debates: las escasas partidas presupuestales y los cargos a ocupar en los
consejos y presidencias regionales, completamente de espaldas a los intereses
nacionales, las costumbres e historia de nuestros pueblos, pero también
de espaldas al análisis científico del problema del Centralismo y la
migración que empobrece a la sociedad peruana. En el fondo, se evade la crítica
histórica a nuestro pasado y el modelo económico que lo explica. Y
a estas alturas, el propio Luis Thais, presidente del Consejo Nacional de
Descentralización, suelto de huesos, confiesa que aún no existen regiones
y lo que ya se vocea como la conformación de pomposas “macro regiones” en
base a “expedientes” de cada departamento, serían en realidad las primeras
regiones, que, (vía referéndum) aprobarían su conformación democráticamente
..!! En otras palabras, se pretende
someter a votación (sin debate alguno), sobre la base de las absurdas
demarcaciones actuales, la voluntad de unirse a tal o cual departamento vecino. ¿Cuál es la trampa en la que estamos? Al
basarse en los actuales departamentos, el proceso de regionalización se inicia
aferrándose al pasado, a los niveles más atrasados de la conciencia de país y
de territorio. Esta regionalización toledista se emparenta más con el sistema
tradicional que con un futuro de desarrollo sostenible, al afirmarse en estas
demarcaciones ajenas al transcurrir cotidiano de nuestros ciudadanos. Esta
regionalización politizada desde el comienzo y en franco estancamiento ya ha
levantado espectativas y está avivando y fortaleciendo desconfianzas
localistas: afanes departamentalistas y chauvinismos provinciales, que
sobreviven desde hace muchos años enfrentando a pueblos contra pueblos (tenemos
ejemplos de ello a todo lo largo del país). Más allá de esto, incentivará
fuerzas centrífugas impulsadas por los líderes y poderes locales de cada zona:
los loretanos insistirán en su propia región amazónica. sin comprender que en
su aislamiento está asegurado su atraso y pobreza. Los sanmartinenses no querrán
unirse a La Libertad (como en 1988). Madre de Dios y Moquegua ya declararon
seguir la misma tendencia. Y no es raro el resurgimiento de la idea de formar la
nación aymara, que una el Altiplano con parte de Bolivia, desembrándose el
departamento de Puno. ¿Existe alguna salida a este lío promovido por los políticos oportunistas? Claro
que si, creemos que debe detenerse cualquier formación de “regiones” y
conformar una Comisión Técnica de Profesionales de alto nivel, constituída
por diferentes ramas de la ciencia, que aborden un diagnóstico integral sobre
la actual demarcación y ocupación del territorio. Este organismo sería
responsable de formular una propuesta integral de regionalización sobre la base
de criterios mínimos que deberían reunir cada nueva demarcación
regional, que propicie el manejo racional de cuencas hidrográficas y proponga
un Plan de Reocupación del Territorio. Luego, esta Comisión debería exponer y
sustentar sus resultados en las distintas ciudades del país. El
conglomerado urbano de Lima y Callao debe merecer un tratamiento especial,
abriendo un debate público sobre la conveniencia de disolver su actual división
descabellada. Esta mega metrópoli, que concentra la tercera parte de la población
del Perú, amerita un estudio profundo de base, que vea su futuro como urbe,
desde la cual se inicie un gran proceso de repoblamiento del territorio
nacional. |
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(*) Para mayor información sobre la tesis de regionalización que sostenemos, puede ingresar a la opción Artículos y Ponencias o directamente a: www.encuentroperu.org/regionalizacion.htm | |