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Informe especial - Nelly Luna |
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Bosques
se convierten en desiertos por avance de la minería informal que extrae
ilegalmente oro. Exigen regular compra y venta de mercurio que se usa para
la extracción del preciado metal Un
sobrevuelo entre la selva de Madre de Dios y Puno ofrece un retrato panorámico
de la devastación: miles de toneladas de tierra removida y bosques
desaparecidos o sepultados bajo los relaves que deja desde hace años la
intensa e ilegal explotación de oro en la Amazonía. Es posible distinguir
improvisados campamentos mineros, maquinaria pesada revolviendo el suelo
rojizo, cauces de ríos alterados y enormes charcos de agua que guardan un
veneno que pasa desapercibido y que se va acumulando: el mercurio. Este
elemento es tan necesario en la explotación del oro como el kerosene en el
procesamiento de cocaína. Por ello ingenieros de minas y ambientalistas
sostienen que si se regulara la comercialización de este —así como se
hace con los insumos químicos para combatir el narcotráfico— se resolvería
en gran parte el problema de la minería ilegal y la destrucción de los
bosques. Pero eso no ocurre: el mercurio se vende sin ningún control en las
poblaciones que se encuentran alrededor de las zonas de extracción de Puno
y Madre de Dios. LA
OFERTA Y LA DEMANDA Según
la información de Aduanas, solo durante los últimos Por
cada gramo de oro se necesitan dos o tres veces más de mercurio. Un estudio
reciente de Cáritas estima que en Madre de Dios se utilizarían más de 50
toneladas de este elemento al año. Pese a esta gran explotación, la evasión
de impuestos debido a la informalidad es enorme: esta región recibe apenas
15.000 soles por canon minero. Hasta
marzo del 2009 el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) y
el MEM habían entregado 1.592 derechos mineros en Madre de Dios y solo 19
tenían estudios de impacto ambiental aprobados; otros 1.089 están en trámite
de aprobación. Existen, además, 87 derechos mineros que se sobreponen a la
Reserva Nacional de Tambopata. Para el MEM, la fiscalización y el control
de la minería ilegal actualmente son competencia de los gobiernos
regionales. “Los derechos mineros se han otorgado sin tomar en cuenta otros derechos adquiridos como las propiedades agrícolas, las concesiones forestales, las concesiones para la conservación y áreas protegidas”, diagnosticó el Ministerio del Ambiente. Con este desorden en la entrega de las concesiones mineras y una nula fiscalización, el mercurio termina almacenándose en aguas, tierras y hasta en peces. En improvisadas tiendas ubicadas en los alrededores de las zonas de explotación como Huepetuhe o Inambari —donde la Sunat no llega— el kilo de mercurio se vende entre 150 y 180 soles, y es etiquetado en frascos con los nombres de American Mercury o El Español. SIN
NORMAS CLARAS Las
normas nacionales establecen que todas las empresas que usen mercurio deben
contar con mecanismos que permitan su recaptura y reutilización, pero nada
más. No hay ningún reglamento que regule la adecuada disposición final
del metal. Los expertos sostienen que lo ideal sería trasladarlo a depósitos
seguros en el extranjero (Perú no cuenta con ellos). Sin normas claras,
cada año continuarán ingresando más y más toneladas de este nocivo
elemento para quedarse (o evaporarse) en alguna parte del país. Cabe
mencionar que el 83% del mercurio que las compañías peruanas importan
proviene de Estados Unidos y España. Mercantil S.A., Triveño Mercury
Corporation, JH Minerals, Aldo Orlando Torres Rojas y M&M Trading S.R.L.
son los principales importadores. Las cantidades que ingresan se destinan
principalmente a la minería, y en menor porcentaje a la producción de
cloro alcalino y curaciones dentales. Pero el mercurio no es el único elemento usado por la minería ilegal en los departamentos de Puno y Madre de Dios. Todos los días ingresan cargadores frontales que cuestan medio millón de dólares, camiones, volquetes, excavadoras y dragas. La inversión económica es cuantiosa, ajena a una pequeña minería. El Ministerio del Ambiente estima que diariamente llegan a estas zonas 50 cisternas de combustibles, se usan 175.000 galones de diésel y gasolina y se derraman aproximadamente 1.500 litros de aceite de las máquinas y embarcaciones. ¿Quién pondrá coto a esta situación? Las
cifras |
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Fuente: Diario "ElComercio" | |||
"Solo conoceremos nuestra verdadera estatura cuando nos pongamos de pie" |
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