MÁS ALLÁ DE LAS BUENAS INTENCIONES |
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Por: Rodrigo Montoya (*) |
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Sin
“Mechita” y sin PPK, “Martincito” (Vizcarra) debería hacer el milagro de
hacer comer de un plato a perros, pericotes y gatos. Es el milagro que
esperan los dueños de la Revista Caretas, también los beneficiarios de
lo bien que le iba al país económicamente, y los que pierden algo o
mucho con la caída de PPK y apelan a sacar de la memoria el peligro
comunista por lo útil que podría ser, otra vez. El “gabinete de
coalición con el fujimorismo” sería la solución para los fujimoristas en
grave proceso de descomposición por eso de los cuchillos entre los
hermanos Caín del clan Fujimori.
En los
días de semana santa, los miles de consejeros y aspirantes a ocupar
algunos de los puestos de gobierno, habrán quemado sus últimas
municiones y en la pascua de resurrección tendrán su viernes de dolor y
frustración. Unos pocos serán los escogidos. Seguirán creyéndose
indispensables, hasta una nueva oportunidad, antes de 2021. ¿Qué podrá
ofrecer el nuevo equipo de gobierno como suma simple de figuras
individuales? Lo ideal sería que el nuevo presidente tome al toro
político por las astas y no por la cola. Por lo que él dijo, ya sabemos
que quiere terminar su mandato en julio de 2021. No podría flotar en un
período tan largo; por eso, se verá obligado a adoptar algunos cambios
relativamente importantes.
1.-
¿Podría
corregir el rumbo de la economía y optar por redistribuir de mejor modo
los recursos? Quienes están interesados en mantener la consigna “salvo
el crecimiento, el resto es ilusión” lo calificarían como “populista”,
que es un insulto elevado a concepto teórico en eso que se llama
“ciencia política”. El dogma burgués tiene una consigna madre: crecer,
crecer y seguir creciendo. Quiénes se preguntan ¿crecer para qué y en
beneficio de quiénes? solo podrían ser parte de esa banda de populistas
y comunistas. Después del monumental fracaso político del “gran
economista PPK” y sus “tecnócratas de lujo”, ya es posible oír un
cuestionamiento que parece subversivo: “No basta crecer”. Ir hasta el
fondo de lo que esa frase supone es una tarea pendiente, necesaria y
urgente. Por ahora, imposible.
2.-.
¿Estará dispuesto don Martín Vizcarra a “enfrentar la corrupción cueste
lo que cueste”? La frase es rimbombante, la hemos oído mil veces. Que no
se vaya de nuestra memoria una confesión de PPK antes de caer con tanto
estrépito: comer sapos es parte de la política. Lo dijo recordando los
muchos que comió por no entender los que es la política. Podría el
flamante presidente estar de acuerdo con sancionar la corrupción y hasta
desear su desaparición, pero el problema es mucho más complicado, porque
la corrupción tiene una base estructural muy diversificada. La
“independencia de poderes” que en lenguaje simple se traduce como “yo sí
quiero que desaparezca pero los jueces y los abogados no”, es uno de los
impases o cuellos de botella. No es ninguna novedad tener en cuenta que
en el poder judicial florece la corrupción. Los más grandes corruptos
tienen los mejores abogados para evitar que los juzguen y si lo hacen,
vayan a una cárcel por unas cuantas semanas. Hace 40 años los más
grandes abigeos de las provincias altas de Cusco, decían que para ellos
“las cárceles eran solo un lugar para guarecerse en algunas tardes de
lluvia”. Se defendían sosteniendo que el patrono Santiago, sale todas
las noches de la Catedral del Cusco y, luego de robar el ganado que
quería, vuelve tranquilamente a su querencia. ¿Podría alguien de ustedes
afirmar que los grandes estudios de Abogados de Lima no defienden a los
grandes corruptos? La condena a Fujimori parecía una excepción, pero PPK
y sus amigos abogados y jueces lo liberaron y nos devolvieron a la
realidad. Faltan pocos días o semanas para que sepamos que el reo
indultado vuelva a la cárcel.
3.-. Si la
imagen del congreso tiene solo 11 % de aceptación, ¿no es acaso porque
llegan allí en los últimos 30 años unos corruptos y corruptas que
compran sus puestos, y compran y venden sus votos? Hay excepciones, sin
duda, pero muy pocas. “Otorongo no come otorongo” es la bandera de
identidad de esos impresentables. No nos representan, se representan a
ellos mismos y a sus caudillos. Para que sus privilegios lleguen a julio
del 2021, harán todo lo posible para seguir flotando. La consigna que se
vayan todos no los toca. Por ese camino, la corrupción se mantiene y
reproduce. Una reforma política que acabe con el voto preferencial, con
el financiamiento escondido, con una sobre representación derivada de la
manipulación de los votos, que cierre las puertas del congreso a
bandidos, a padres que no reconocen a sus hijos, y a ignorantes, tendría
que ser aprobada por esos mismos otorongos.
4.-. ¿Sería
posible ocupar las plazas de ministros en las carteras llamadas
importantes sin haber pasado por el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo, los bancos peruanos y las grandes empresas
extranjeras y nacionales? Lo sabremos cuando nos den los nombres. La
prudencia recomienda no alimentar ilusiones para evitar nuevos
desengaños, que ya son muchos en los últimos tiempos. Estamos aún lejos
de ponerle el cascabel al gato para impedir que esos Bancos gobiernen
nuestros países con la colaboración de ministros nacionales.
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(*) Rodrigo Montoya Rojas, nacido en Puquio, en los andes ayacuchanos, en 1943, es antropólogo y escritor y autor de diversos libros. Es Profesor Emérito de la Universidad de San Marcos, de Lima, por la que se doctoró en 1970. También obtuvo un doctorado en Sociología en la Universidad de París, y es profesor visitante en varias universidades de Europa y América.
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